miércoles, 16 de octubre de 2013

España 2 - Georgia 0 (última jornada de la fase de clasificación para el Mundial de Brasil 2014)

ESPAÑA (2): Casillas; Juanfran, Piqué, Ramos, Alberto Moreno; Xavi (Koke, m. 65), Busquets, Iniesta (Isco, m. 79); Navas, Negredo y Pedro (Mata, m. 57).
No utilizados: Valdés, Reina; Arbeloa, Iñigo Martínez, Monreal, Mario Suárez, Silva, Fàbregas y Michu.
GEORGIA (0): Loria; Lobjanidze, Khubutia, Kashia, Khidesheli, Kvirkvelia;
Grigalashvili (Khmaladze, m. 75), Dzaria, S. Grigalashvili (Avto, m. 69), Kobakhidze; y Gelashvili (Modebadze, m. 87).
No utilizados: Kvaskhvadze, Tomashvili; Targamadze, Dvalishvili, Popkhadze, Dolidze, Rakhviashvili y Tskhadadze.
Goles: 1-0. M. 25. Negredo. 2-0. M. 60. Mata.
Árbitro: Florian Meyer (Alemania). Amonestó a Kankava.

14.000 espectadores en el Carlos Belmonte.

España cerró con éxito y sin apuros su clasificación para el Mundial 2014 en un partido burocrático que demostró que, aunque sin la de brillantez de épocas recientes, la selección sigue en el primer nivel.

Georgia planteó el partido del mismo modo que lo han hecho casi todos los rivales menores recientemente enfrentados por el equipo de Del Bosque: juntó dos líneas muy atrás, la primera de cinco defensas; tras amagar inicialmente con un 5-3-2, muy pronto pasó a un claro 5-4-1 que dejaba solo arriba al rapidísimo e inteligente Gelashvili.

Con ese esquema de dos por banda Georgia pudo tapar decentemente el abierto planteamiento de Del Bosque, que retocó ligeramente su 4-3-3 respecto al partido con Bielorrusia: visto que todos le cierran por dentro, buscó por fin el dos contra dos en los costados; para ello jugó con unos laterales mucho más ofensivos que los del viernes, y además sus extremos (sobre todo Navas, como siempre a pie natural) sí buscaron la línea de fondo. Hubo pues centros laterales hacia la zona de Negredo, aunque este, solo ante tres centrales por la falta de llegada al remate de los interiores españoles (no es esta la mejor virtud de Iniesta y Xavi), apenas cazó unas pocas de las docenas de pelotas cruzadas que batieron el área caucásica. El ritmo de circulación de balón fue algo lento (Xavi, definitivamente, ha perdido un grado de rapidez en sus acciones, y esto es importante), y hubo esta vez poco juego interior, de modo que las ocasiones fueron escasas en una portería y, una vez más, poquísimas en la otra: la presión alta dejó unas cifras de posesión de nuevo escandalosas.

En la segunda mitad Georgia amagó tímidamente con pasar al 5-3-2 y adelantar un poco las líneas, pero el miedo y la imposibilidad de robar el balón a los españoles, que duermen los partidos como nadie, provocó un tercio final de partido muchas veces visto: aburrido para  unos, de alta escuela para otros.

La decadencia de Xavi puede ser un problema para España de cara al Mundial, pues si en otras posiciones hay relevos de sobra para cualquiera (Martínez, Isco, Moreno, Silva, Mata...) no se adivina ningún jugador que haga su tipo especifico de juego y a su nivel de otros tiempos, ni parece que Del Bosque piense en darle banquillo próximamente.

sábado, 12 de octubre de 2013

España 2 - Bielorrusia 1 (penúltimo partido de la fase clasificatoria del Mundial Brasil 2014)

ESPAÑA (2): Valdés; Arbeloa, Piqué, Ramos, Monreal (Iniesta, m. 46); Xavi, Busquets, Cesc (Koke, m. 83); Silva, Michu (Negredo, m. 56) y Pedro.
No utilizados: Casillas, Reina; Alberto Moreno, Juanfran, I. Martínez, Mata, Jesús Navas, Isco y Mario Suárez.
BIELORRUSIA (1): Gutor; Balanovich, Martynovich (Kislyak, m. 79), Filipenko, Verkhovtsov, Bordachev; Kalachev, Tigorev, Dragun, Putsila (Kornilenko, 76); y Radionov (Krivets, m. 54).
No utilizados: Chernik, Veremko; Veretilo, Trubila, Kornilenko, Volodko, Bressan y Sitko.
Goles: 1-0. M. 60. Xavi. 2-0. M. 77. Negredo. 2-1. M. 88. Kornilenko.
Árbitro: I. Bebek (CRO). Amonestó a Martynovich, Piqué, Bordachev, Kalachev y Verkhovtsov.
Unos 20.000 espectadores en Son Moix.

España afrontaba el partido ante Bielorrusia con cierto exceso de confianza y la necesidad de ganar o al menos empatar para seguir dependiendo de sí misma en la última jornada de la fase para una clasificación directa.

Primera parte
Los rivales de España parecen haber aprendido de Italia que el esquema de cinco defensas se le suele atragantar un tanto a los campeones del mundo, aunque los bielorrusos (como los finlandeses) no tienen la capacidad defensiva de los italianos, así que su planteamiento fue mucho más primitivo y conservador: acumular mucha gente atrás, con un bloque de tres centrales y dos mediocentros prácticamente inmóvil por dentro muy cerca del borde del área y gente algo más rápida en las bandas, como el buen lateral Balanovich, más un punta arriba más preocupado de estorbar a Busquets que de otra cosa.

Para buscar recursos variados ante ese previsible autobús aparcado en la frontal Del Bosque eligió al grandote Michu como delantero centro, a la espera de que la prensa de la capital haga desembarcar inexorablemente a Diego Costa en la selección. Por demás, dispuso el 4-3-3 habitual últimamente, con Xavi y Cesc como interiores (Iniesta descansaba) y Silva y Pedro a pie cambiado en las bandas.

Pese a la presencia de Michu el partido fue el mil veces visto del Barcelona ante rivales encerrados: intentos mil de combinación por dentro, para los que casi siempre aparece in extremis una pierna salvadora por mera acumulación de defensas; subidas de los laterales hasta el fondo facilitadas por la tendencia interior de los extremos a pie cambiado, pero pocos dos contra dos de lateral y extremo –que podrían estirar un poco el sistema defensivo rival–; muy pocos centros a la olla desde los costados; y escasos tiros exteriores a portería. En suma, y con la presión alta usual, una posesión escandalosamente favorable y muy pocas ocasiones, e incluso algún susto atrás.

Segunda parte
Del Bosque agita el árbol: quita al lateral izquierdo para pasar a un 3-4-3 con rombo en el centro del campo: Ramos (tras dudas iniciales, lateral derecho) con Piqué y Arbeloa atrás; Busquets en su sitio habitual, aunque algo más atrasado (nunca en línea de cuatro atrás, por más que algún comentarista así lo declarase en vivo o luego en frío); Xavi, Silva y Cesc por delante de él, y arriba Pedro (ya a pie natural), Michu (luego Negredo) e Iniesta, aunque este se tomó libertades y abandonó muchas veces su posición, lo que requirió relevos defensivos de sus compañeros.

Más dinámica España, el gol cae pronto en un rebote (riesgos de encerrarse a cal y canto), los visitantes se ven obligados a abrirse un poco y España domina el partido ya con comodidad. España paga cara, como ante Francia, la cuota atlética: un error del mediocre Koke cuesta un gol.

viernes, 6 de septiembre de 2013

Finlandia 0 - España 2 (6ª jornada de la liguilla de clasificación para el Mundial de Brasil 2014)

FINLANDIA (0): Mäenpää; Toivio, Moisander, Pasanen, Arkivuo; Ring (Riski, m.69); Halsti, Eremenko, Tainio (Hämäläinen, m.69), Schüller; y Pukki (Zeneli, m.81).
ESPAÑA (2): Casillas; Koke, Albiol, Ramos, Alba; Xavi, Mario Suárez, Iniesta; Cesc (Negredo, m.71); Pedro (Cazorla, m.81) y Villa (Navas, m.56).
Goles: Min. 19, Alba. Min. 85, Negredo.

España ha sentenciado hoy prácticamente su clasificación para Brasil 2014.

Primera parte 
Fue discreta la primera parte de España, que desequilibró a su favor la posesión de forma exagerada pero apenas logró crear un par de ocasiones. Pasados los calores brasileños, Del Bosque volvió al modelo Barça al completo (esquema y estilo de juego) y se encontró con los mismos problemas que los catalanes cuando se les encierran atrás a cal y canto: dispuso el típico 4-4-2 con rombo (o 4-3-3 con falso nueve) en el que Mario era Busquets y Cesc era Messi, con la extravagante elección de Koke como lateral derecho; y ordenó una presión inmediata y adelantada tras pérdida que funcionó bien.

Enfrente se especulaba con las posibilidades de que los finlandeses jugaran con cuatro o con cinco atrás, y finalmente no fue ni una cosa ni la otra: resultó un curioso 4-1-4-1 parecido al que Sabella hizo que se le atragantase al Barcelona en la Intercontinental, con el lateral largo esta vez a la derecha: las dos líneas de cuatro paralelas y muy basculadas a la izquierda (con Tainio y Eremenko de mediocentros de facto), más Ring como carrilero a la derecha a una altura intermedia entre ambas, pendiente en exclusiva de Alba (el Alves de Sabella), y Pukki arriba.

Juntísimas las dos líneas de los norteños, el primer tiempo tuvo similitudes posicionales con el de Tahití en la Confederaciones (o cualquiera del Barça ante Mourinho): España movía la pelota de lado a lado por detrás de las dos líneas finlandesas, en busca de espacios. Pero naturalmente los finlandeses son mucho mejores defensores que los tahitianos, y con buen criterio tiraron las líneas mucho más atrás, hasta su borde del área; además la circulación era lenta y por delante del balón había pocos movimientos y menos espacios, así que, con casi todos los jugadores de unos y otros tras la pelota, el partido semejaba más a uno de balonmano que a uno de fútbol; sin delantero que rematara las llegadas de Alba y sin tirar jamás desde lejos, finalmente España trataba de lanzar un pase que se saltara directamente las dos líneas defensivas: así llegó el gol, pero apenas hubo más ocasiones. En España, monopolizado el balón, Albiol quedaba solo atrás con Ramos y Mario (excelente) por delante de él.

La peor noticia fue el pésimo rendimiento defensivo del sector Koke + Albiol: cada vez que Finlandia tuvo el balón y lo intentó por esa zona creó una ocasión. 

Primeros veinticinco minutos de la segunda parte 
Finlandia cambia el plan: convierte su sistema en un 4-4-2 con Eremenko y Pukki arriba, e intenta adelantar un poco líneas; entre esto y que España relaja su presión tras pérdida (algo preocupante si se va a jugar con un solo mediocentro) el partido equilibra la posesión y se convierte en un ida y vuelta un tanto peligroso para España, con llegadas en las dos áreas. 

Últimos veinte minutos 
Finlandia va notando el desgaste por el esfuerzo defensivo; su entrenador hace cambios ofensivos: conserva el 4-4-2 pero atrasa a Eremenko al mediocentro. Del Bosque cambia extremos (más abierto Navas que Cazorla) e introduce a Negredo como verdadero delantero centro. El valiente adelantamiento de líneas de los finlandeses provoca espacios que los españoles, pacientes con balón pero veloces cuando interesaba, aprovechan bien, particularmente un hasta entonces gris Xavi.

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lunes, 1 de julio de 2013

España 0 - Brasil 3 (final de la Copa Confederaciones 2013)

ESPAÑA (0): Casillas; Arbeloa (Azpilicueta, m. 46), Piqué, Sergio Ramos, Jordi Alba; Xavi, Busquets, Iniesta; Pedro, Torres (Villa, m. 59) y Mata (Navas, m. 52).
No utilizados: Valdés, Reina; Albiol, Javi Martínez, Cesc, Soldado, Monreal, Cazorla y Silva.
BRASIL (3): Julio César; Alves, Thiago Silva, David Luiz, Marcelo; Luiz Gustavo, Paulinho (Hernanes, m. 87); Hulk (Jadson, m. 72), Óscar, Neymar; y Fred (Jo, m. 79).
No utilizados: Jefferson, Cavalieri; Dante, Filipe, Jean, Réver, Fernando, Lucas Moura, Luiz Gustavo y Bernard.
Goles:1-0. M. 2. Fred. 2-0. M. 44. Neymar. 3-0. M. 47. Fred.
Árbitro: Bjorn Kuipers (Holanda). Expulsó a Piqué con tarjeta roja directa (m. 68) y amonestó a Arbeloa y Sergio Ramos.
Lleno (unos 75.000 espectadores) en Maracaná, Río de Janeiro.

De la dura derrota de España hoy ante Brasil no deben sacarse conclusiones extremas ni precipitadas. Durante el partido se dieron casi todas las circunstancias que pueden poner un partido cuesta arriba: un rival hipermotivado, un ambiente cargadísimo en contra, un gol tempranero que lo alimenta y alivia los nervios del local, jugadas puntuales resueltas en contra en momentos decisivos –como el penalti fallado y, sobre todo, el balón sacado in extremis a Pedro por David Luiz–, un arbitraje tendencioso y permisivo con el estilo de fútbol del rival, una pequeña desventaja en el estado físico –por dos partidos duros en un clima infernal y un día menos de descanso–, el acierto poco habitual del portero rival y, lo que más nos interesa, algún error de planteamiento del entrenador español. Algunas de estos problemas, como el ambiente y los arbitrajes, se repetirán previsiblemente en el próximo Mundial, pero otros difícilmente conicidirán de nuevo. Por demás, aunque algún jugador como Xavi –incapaz de seguir el ritmo requerido por el partido– muestre síntomas de decadencia, el relevo generacional está asegurado y no se adivina el cambio de ciclo que los agoreros que lo desean desde hace años anuncian hoy: no se puede ganar siempre, y desde la cima sólo cabe mantenerse o bajar, pero no hay argumentos futbolísticos para pensar que esta selección vaya a caer pronto de las alturas donde los títulos se pueden ganar.

Primera parte
Del Bosque repitió el planteamiento de los partidos ante Nigeria e Italia: plantó el esquema y la base de equipo del Barça, el conocido 4-3-3 esta vez con Pedro por la derecha, Mata por la izquierda y Torres arriba; pero de nuevo, tal vez por no fiarse de que el estado físico de su equipo soportara un ritmo intenso, renunció a la presión alta y rápida tras pérdida, fundamento del juego de los catalanes. Como ya se discutió aquí, si se pretendía hacer un juego defensivo convencional y esperar al rival a media cancha tal vez hubiese sido más coherente utilizar a Javi Martínez para el doble pivote, aunque la plantilla de Del Bosque no estuviese diseñada para ello.

España salió pues a enfriar el partido y verlas venir; su rival, sin embargo, salió con las revoluciones a tope, y pasó por encima de los españoles en el primer cuarto de hora, en el que acumuló varias ocasiones claras con un juego basado en una presión fuerte en el centro, faltas frecuentes y cierta violencia consentida por el árbitro y celebrada por la grada, más contragolpes rápidos y balones largos a los extremos antes que riesgo en la elaboración. La primera ocasión acabó muy pronto dentro, tras usar un recurso luego repetido en el partido: los balones largos cruzados de David Luiz a Hulk, para aprovechar su superioridad en el choque ante Alba. Brasil había planteado su habitual 4-2-3-1 con mucho físico por dentro, y España no tuvo ni la firmeza en las áreas ni la suerte que salvaron el tramo inicial ante Italia y la primera parte ante Nigeria.

El natural cansancio progresivo de los brasileños pudo recibir su castigo en el cuarto de hora final de esta mitad, pero entonces dos jugadas decisivas, una en cada área, cayeron del lado local y el partido se puso 2-0.

Segunda parte
Del Bosque corrige a la fuerza su discutible planteamiento inicial: manda la presión arriba y Torres ya sí tiene la compañía de Iniesta o Xavi para apretar en la salida a los centrales brasileños. España es mejor a todo lo largo de la segunda mitad, pero de nuevo Brasil acierta en su primera ocasión y además España falla un penalti que pudo meterla de nuevo en el partido con más de media hora por delante. El técnico español refrescó el equipo con cambios de hombre, no de esquema: Azpilicueta por el tarjeteado Arbeloa, Navas por Mata con cambio de banda de Pedro como ante Italia, y Villa por Torres. Poco después de este cambio el árbitro, poco inteligente, puso en evidencia su desequilibrado arbitraje –un Brasil leñero como nunca se fue sin tarjetas– con una rigurosísima roja directa a Piqué que apenas sirvió para dar coartada arbitral a los hispanos. La superioridad numérica demostró que este Brasil no es valiente ni tiene, ni de lejos, el manejo de balón de sus antecesores: siguió abrigadito atrás y no supo esconder el balón a los españoles, pese a las ganas de baile del público.


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viernes, 28 de junio de 2013

España 0 (7) - Italia 0 (6). Semifinal de la Copa Confederaciones 2013

ESPAÑA (0+7): Casillas; Arbeloa, Piqué, Ramos, Alba; Xavi, Busquets, Iniesta; Pedro (Mata 78'), Torres (Javi Martínez, 95') y Silva (Navas 52').
ITALIA (0+6): Buffon; Barzagli (Montolivo 46'), Bonucci, Chiellini; Maggio, De Rossi, Pirlo, Giaccherini; Candreva,Gilardino (Giovinco 90') y Marchisio (Aquillani 78').

Tiempo reglamentario y prórroga sin goles. Tanda de penaltis: 1-0: Candreva. 1-1: Xavi. 2-1: Aquilani. 2-2: Iniesta. 3-2: De Rossi. 3-3: Piqué. 4-3: Giovinco. 4-4: Ramos. 5-4: Pirlo. 5-5: Mata. 6-5: Montolivo. 6-6: Busquets. 6-6: Bonucci. 6-7: Navas.

Árbitro: Howard Webb (ING). Amonestó a Piqué (105') por España, y a De Rossi (65') por Italia. Fortaleza, 27 de junio de 2013. Estadio lleno (unos 60.000 espectadores).

Como muy bien describía Bergomi unos días antes del partido ganado ayer por España en los penaltis, la "verdadera gran novedad" aportada tanto por el Barcelona como por España no es tanto la posesión de la pelota, sino la recuperación. En efecto, la clave del llamado juego de posición del Barça, que la selección trata de copiar prácticamente con los mismos futbolistas, es la rapidísima transición ataque-defensa, para la que su juego ofensivo deja bien colocados a los jugadores: una presión muy rápida tras pérdida que permite la recuperación inmediata del balón. ¿Por qué no todos los equipos hacen esto? Porque sólo unos jugadores y, sobre todo, un juego colectivo como los barcelonistas (y los de España pues) permiten unas posesiones larguísimas que facilitan a sus jugadores recuperar el resuello tras el esfuerzo intenso pero breve de esa presión. La renuncia de Del Bosque al doble pivote tras la lesión de Alonso invitaba a apostar a fondo por este estilo de juego –que por demás la selección nunca ha llevado tan al extremo como su modelo–, pese a las dudas que ciertos jugadores clave, como Xavi, han suscitado esta temporada. Así se hizo en la primera parte ante Uruguay, con excelentes resultados: España abrumó a su rival.

Pero las condiciones climáticas de Fortaleza hicieron pegar un volantazo a Del Bosque, temeroso de que el tremendo calor y la humedad reventaran a sus jugadores antes de tiempo. Por ello la selección renunció a la presión alta y esperó ya ante Nigera al rival a media cancha, y sin tratar de recuperar de modo inmediato. La coincidencia de ese planteamiento con la renuncia al doble pivote, y por tanto con un centro del campo idéntico a la versión más ofensiva del del Barça, muy poco habituado a defender en estático y posicionalmente mal diseñado para las ayudas a los laterales, ha creado problemas graves a los españoles, que ayer ante Italia (como el domingo pasado ante Nigeria) se han sostenido gracias a su calidad en las áreas, en especial en la propia: España ya no supera al rival por estilo ni por superioridad en el juego del centro del campo, sino porque sus centrales, su portero y sus delanteros son mejores que los del rival.

El asunto es un tanto preocupante ya de cara al partido del Maracaná (donde el clima será más benigno pero el cansancio de la prórroga y el día de menos de descanso suplirá sus efectos), pero más aún con vistas al Mundial del próximo año, que se jugará en parecidos  lugares y fechas.

Primer cuarto de hora
Prandelli hizo caso a Bergomi en su consejo de prescindir por un día de su estilo actual (muy español) y volver un tanto a sus tradiciones: permitió posesiones largas al rival y, como en el 1-1 de hace un año, situó un 5-4-1 que mutaba a 3-4-3 cuando se adelantaban los hombres de banda. Para ello renunció a un mediapunta (Montolivo) y metió un tercer central, basándose en el bloque defensivo de la Juve. Era un esquema elástico y bien arropado, con diez hombres casi siempre tras el balón y líneas próximas; sus talones de Aquiles estaban arriba, en el siempre sobrevalorado Gilardino, y abajo, en un Buffon bajo de forma. Aunque los emparejamientos defensivos no estaba muy claros, al dejar a sólo un hombre en cada carril Italia molestó mucho, por acumulación, la habitual circulación por dentro de España. Durante los primeros minutos además su presión fue intensa, los robos sucedieron a veces cerca de Busquets, y lanzaron contras rápidas, en las que sus carrileros (que, recíprocamente, tampoco tenían un defensor español claramente asignado) hicieron daño.

España, entretanto, jugaba casi al trantrán para reservar fuerzas, aunque su excesiva frialdad pudo costarle cara. La firmeza de Ramos, Piqué y Casillas sostuvo al equipo en esos minutos, pero aun así Italia pudo fácilmente marcar un par de goles.

Minutos 15 al 90
Del Bosque permuta a Silva y Pedro, antes, cosa rara, a banda natural. Italia pierde fuelle pronto y España toma progresivamente el mando de la posesión (con la excepción de un breve tramo central de la segunda mitad), en un partido jugado siempre a ritmo bajo por las terribles condiciones atmosféricas. España hostiga siempre a Pirlo y los carrileros italianos no tienen ya fuerza para recorrer la banda: España llega poco e Italia, nunca. Del Bosque castiga un agujero del sistema italiano y abre el campo con Navas para que encare a Chiellini. Luego Mata hará, como antes Silva, de falso extremo tras sustituir a Pedro. Italia había cambiado por lesión a Barzagli: valiente, Prandelli retrasó a De Rossi y metió a Montolivo junto a Pirlo, sin tocar nunca su esquema.

Prórroga
El entrenador español se halla ante una disyuntiva: relevar a un (lógicamente) cansado Torres o meter a Javi Martínez, cuya capacidad de cubrir campo era muy necesaria a esas alturas. Resuelve la duda: hace las dos cosas, en una decisión extravagante pero en cierto modo lógica. Martínez queda en teoría como delantero centro, aunque en la práctica se retrasa muchas veces en defensa para tapar espacios de algún compañero descolgado. España es ya claramente mejor, aunque se lleva algún susto, e Italia alcanza, casi ahogada, su orilla de los penaltis, para morir en ella.

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domingo, 23 de junio de 2013

España 3 - Nigeria 0 (3º y última jornada de la fase de grupos de la Copa Confederaciones)

ESPAÑA (3): Víctor Valdés; Arbeloa, Piqué, Sergio Ramos, Jordi Alba; Busquets; Xavi, Iniesta; Cesc (Silva, m.54); Pedro (Villa, m.75) y Soldado (Fernando Torres, m.60).
NIGERIA (0): Enyeama; Ambrose, Omeruo (Egwuekwe, m.12), Oboabona, Echiejile; Ogude, Obi Mikel, Sunday Mba (John Igu, m.63); Ideye, Ahmed Musa y Akpala (Muhammad, m.71).
Goles: 1-0, m.3: Jordi Alba. 2-0, m.62: Torres. 3-0, m.89: Jordi Alba.
Árbitro: Joel Aguilar (El Salvador). Unos 44.000 espectadores.


Buenas noticias añadidas a la victoria trae el partido de hoy ante Nigeria: los españoles manejaron a su antojo el ritmo del partido, y demostraron que su poder no sólo nace del centro del campo sino también de su calidad en las áreas, y que saben jugar a la contra si el partido lo requiere. 

Primera parte 
El enemigo y los elementos pueden hacer cambiar radicalmente el modo de juego conveniente para un partido, y el de hoy es un buen ejemplo de ello: tras el breve y excelente arranque que dio a los españoles el 1-0, la joven y fuerte selección nigeriana (con algunas bajas importantes), necesitada de ganar, quiso imprimir al partido un fuerte ritmo que los veteranos españoles sabían insostenible con el terrible calor y la humedad que se sufrían en Fortaleza. España decidió pues bajar el ritmo renunciando a la presión alta y rápida tras pérdida. Se ralentizaron también la actividad por delante del balón y la velocidad de circulación, así que los africanos, con fuerte presión y la defensa bien adelantada, nivelaron la posesión y el juego en el centro del campo. Situados en un 4-5-1 en el que Ogude era el mediocentro, Obi Mikel y Mba (algo más adelantado) los interiores, y Musa el extremo izquierdo a pie cambiado con Brown en la otra banda, con tres por dentro los nigerianos tapaban bien a Iniesta y Xavi.

Del Bosque situó de partida a su equipo como ante Uruguay: un 4-1-2-1-2 que era el Barça con tres infiltrados. Arriba Pedro se tiraba a la derecha y Cesc jugaba libre, lo que provocaba problemas en el repliegue pues –al no monopolizar España el balón como ante Uruguay– Fàbregas no siempre tapaba a tiempo a su lateral asignado en defensa, el derecho nigeriano. Nivelada la posesión, algo largo el equipo por ciertos titubeos en la presión arriba y una defensa algo retrasada, y menos segura de lo habitual en la salida de balón, España ganaba el partido en las áreas: Ramos y un valiente Valdés sostenían una de ellas y los delanteros españoles castigaban en la otra con contras rápidas el adelantamiento de los nigerianos; España parecía pasar apuros pero acumuló un palo, un penalti no pitado y dos mano a mano fallados. 

Segunda parte 
Los nigerianos, asfixiados por sus excesos de la primera parte, no pueden ya presionar, así que España toca y retoca el balón a placer, regula el ritmo del partido a su gusto y machaca a los nigerianos cuando salen. España está mucho mejor físicamente, aunque Busquets había pasado sus apuros a la vuelta del descanso y Fàbregas, indispuesto, es sustituido por Silva, lo que obliga a Pedro (luego sustituido por Villa) a cambiar de banda. Tras el 2-0 el entrenador africano trata de meter algo de físico con Ogu por Mba, sin mucho resultado.

viernes, 21 de junio de 2013

España 10 - Tahití 0 (2ª jornada de la fase de grupos de la Copa Confederaciones)

ESPAÑA (10): Reina; Azpilicueta, Albiol, Sergio Ramos (Navas, m. 46), Monreal; Javi Martínez; Mata (Cesc, m. 69), Cazorla (Iniesta, m. 77); Silva, Torres y Villa.
TAHITÍ (0): Roche; Lemaire (Vero, m. 74), Jonathan Tehau, Vallar, Ludivion, Aitamai; Vahirua, Bourebare (Lorenzo Tehau, m. 68), Caroine, Chong Hue; y Alvin Tehau (Teaonui Tehau, m. 53).
Goles: 1-0. M. 5. Torres. 2-0. M. 31. Silva. 3-0. M. 33. Torres. 4-0. M. 38. Villa. 5-0. M. 48. Villa. 6-0. M. 58. Torres. 7-0. M. 63. Villa. 8-0. M. 66. Mata. 9-0. M. 79. Torres. 10-0. M. 89. Silva.
Árbitro: Djamel Haimoudi (Argelia). Amonestó a Cazorla. Unos 71.200 espectadores en Maracaná.

Pocas conclusiones tácticas se pueden sacar del esperpéntico partido de esta tarde, jugado ante una selección de aficionados cuya pobreza técnica sólo era comparable a su nivel físico. Los tahitianos jugaron un 5-4-1 que sólo demostró que juntar muchísimo las líneas (a base de adelantar la defensa en este caso) no sirve de nada si no se hace la más mínima presión al poseedor del balón. No la hacían, cierto, porque no podían. Al menos España se apiadó de ellos y no apretó arriba nunca de verdad, así que les permitió tocarla un poco.

Del Bosque puso su 4-3-3 de este campeonato, que parece que será su plan general porque ha confeccionado una plantilla con sólo dos mediocentros, de modo que el doble pivote difícilmente será el planteamiento de salida en ningún partido, ni siquiera contra Brasil o Italia. El seleccionador dio minutos a los que no habían jugado, así que Cazorla y Mata fueron los interiores, y Silva (derecha) y Villa los extremos.

Tras el descanso del Bosque perdió la ocasión de probar a Navas de verdadero lateral derecho (un recurso sugerente para situaciones de emergencia); jugó en esa banda pero como carrilero con gran recorrido, en un esquema asimétrico con defensa de tres algo desplazada hacia la izquierda (Azpilicueta, Albiol y Monreal). Navas aprovechó el espacio dejado por Silva, desplazado a la mediapunta, hasta entonces vacía.

El partido, de ritmo bajísimo, fue una sucesión de balones lanzados por los españoles a la espalda de la defensa tahitiana desde detrás de sus dos líneas. Diez acabaron dentro.

lunes, 17 de junio de 2013

España 2 - Uruguay 1 (primera jornada de la Copa Confederaciones)

España (2): Casillas; Arbeloa, Piqué, Sergio Ramos, Jordi Alba; Xavi (Javi Martínez, m.77), Busquets, Iniesta; Pedro (Mata, m.81), Cesc (Cazorla, m.65) y Soldado.
Uruguay (1): Muslera; Pereira, Lugano, Godín, Martín Cáceres; Gastón Ramírez (Álvaro González, m.46), Gargano (Lodeiro, m.63), Ruso Pérez (Forlán, m.69), Cebolla Rodríguez; Luis Suárez y Cavani.
Goles: Pedro, min. 20. Soldado, min. 32. Suárez, min. 88.
Recife (Brasil), 16 de junio de 2013

Minuto 1 al 60
Tuvo que faltar Alonso para que Del Bosque, libre al fin del doble pivote aun a costa de los merecimientos de Javi Martínez, llevase a la perfección su arte de copiar los inventos tácticos del Barcelona. Al igual que Vilanova, aplicó un 4-3-3 asimétrico con un solo extremo (Pedro), en este caso casi siempre abierto a la derecha, de modo que era Alba por la izquierda el lateral que contaba con todo el pasillo para subir, a la manera de Alves en el Barça. Soldado quedaba como verdadero delantero centro, con Fàbregas libre por la mediapunta y Xavi e Iniesta como interiores.

El segundo punto clave en el que España copió radicalmente al Barça fue la presión tras pérdida, uno de los fundamentos del juego de posición barcelonista, ejecutada excelentemente, de modo que la posesión se desniveló de forma escandalosa. Arbeloa mereció especial mención en este aspecto. En las escasas ocasiones en que Uruguay salía de esa presión, las faltas tácticas y la velocidad de los centrales españoles, impecables ante dos delanteros de primer nivel, resolvieron los problemas.

La primera parte fue una verdadera exhibición de España. Sus jugadores mostraron un ritmo altísimo de balón y un gran juego colectivo ofensivo, con movilidad constante por delante del balón y toques a la primera; Uruguay hizo una presión fuerte durante los primeros cinco minutos (hasta que Cavani y Suárez se dieron cuenta de que iban a reventar); luego sólo supo cubrirse del vendaval a base de juego duro, según su tradición, y apenas durante cinco minutos mediada esa primera parte.

El panorama empeoró para Uruguay por su mala lectura del esquema español. Tabares puso de inicio un 4-4-2 con rombo en el que Pérez era el ancla y Gastón Ramírez el enganche, con Gargano y el Cebolla a derecha e izquierda; las peculiares posiciones de los españoles emparejaron de modo natural a Gargano con Iniesta, de modo que Alba quedaba muy libre hasta que se encontraba arriba con Pereira. Pese a ello la cosa funcionaba mal que bien para Uruguay, pero cuando su entrenador quiso arreglarlo, en el minuto 15, sólo lo empeoró:
mandó a Ramírez a la derecha y situó un 4-4-2 en el que Cavani y Suárez, bastante abiertos, trataban de incomodar a los tres españoles de la base de la jugada, sin apenas presión contra el mediocentro, mientras el Ruso Pérez y Gargano acudían a apretar a Xavi e Iniesta, situados a los costados de un cómodo Busquets. Cesc se encontró entonces con un latifundio a la espalda de los mediocentros. Los dos hombres ociosos que descompensaban el sistema defensivo uruguayo eran un central –pues Soldado, con buen criterio, no venía a la mediapunta a pedirla y entretenía a los dos, de modo que éstos nunca abandonaban la última línea para salir a la anticipación a la mediapunta española– y el lateral derecho Pereira, que, ya sin pareja y desquiciado, se encontraba por su zona una vez a Alba, otra a Iniesta, la siguiente a Fàbregas... o a nadie. Tras el 1-0 Tabares permutó a Ramírez, flojo, con Rodríguez, para al menos emparejar al primero con Arbeloa, sin duda el lateral español menos ofensivo; en el descanso lo eliminó y el Cebolla volvió a la izquierda.

Última media hora

España bajó el ritmo tras la hora de juego. Se perdió movilidad por delante del balón y presión tras la pérdida; la mejora en el toque de los uruguayos con el cambio de sus mediocentros (acabaron en rombo con Forlán por delante de Lodeiro), más el golazo de Suárez, provocaron un final demasiado apurado.

Los cambios españoles apenas alteraron el esquema: Cazorla y Mata se situaron al modo de Fàbregas y Pedro respectivamente, y Javi Martínez nunca hizo doble pivote con Busquets, sino que se situó claramente por delante de este, a la manera de Xavi.