viernes, 28 de junio de 2013

España 0 (7) - Italia 0 (6). Semifinal de la Copa Confederaciones 2013

ESPAÑA (0+7): Casillas; Arbeloa, Piqué, Ramos, Alba; Xavi, Busquets, Iniesta; Pedro (Mata 78'), Torres (Javi Martínez, 95') y Silva (Navas 52').
ITALIA (0+6): Buffon; Barzagli (Montolivo 46'), Bonucci, Chiellini; Maggio, De Rossi, Pirlo, Giaccherini; Candreva,Gilardino (Giovinco 90') y Marchisio (Aquillani 78').

Tiempo reglamentario y prórroga sin goles. Tanda de penaltis: 1-0: Candreva. 1-1: Xavi. 2-1: Aquilani. 2-2: Iniesta. 3-2: De Rossi. 3-3: Piqué. 4-3: Giovinco. 4-4: Ramos. 5-4: Pirlo. 5-5: Mata. 6-5: Montolivo. 6-6: Busquets. 6-6: Bonucci. 6-7: Navas.

Árbitro: Howard Webb (ING). Amonestó a Piqué (105') por España, y a De Rossi (65') por Italia. Fortaleza, 27 de junio de 2013. Estadio lleno (unos 60.000 espectadores).

Como muy bien describía Bergomi unos días antes del partido ganado ayer por España en los penaltis, la "verdadera gran novedad" aportada tanto por el Barcelona como por España no es tanto la posesión de la pelota, sino la recuperación. En efecto, la clave del llamado juego de posición del Barça, que la selección trata de copiar prácticamente con los mismos futbolistas, es la rapidísima transición ataque-defensa, para la que su juego ofensivo deja bien colocados a los jugadores: una presión muy rápida tras pérdida que permite la recuperación inmediata del balón. ¿Por qué no todos los equipos hacen esto? Porque sólo unos jugadores y, sobre todo, un juego colectivo como los barcelonistas (y los de España pues) permiten unas posesiones larguísimas que facilitan a sus jugadores recuperar el resuello tras el esfuerzo intenso pero breve de esa presión. La renuncia de Del Bosque al doble pivote tras la lesión de Alonso invitaba a apostar a fondo por este estilo de juego –que por demás la selección nunca ha llevado tan al extremo como su modelo–, pese a las dudas que ciertos jugadores clave, como Xavi, han suscitado esta temporada. Así se hizo en la primera parte ante Uruguay, con excelentes resultados: España abrumó a su rival.

Pero las condiciones climáticas de Fortaleza hicieron pegar un volantazo a Del Bosque, temeroso de que el tremendo calor y la humedad reventaran a sus jugadores antes de tiempo. Por ello la selección renunció a la presión alta y esperó ya ante Nigera al rival a media cancha, y sin tratar de recuperar de modo inmediato. La coincidencia de ese planteamiento con la renuncia al doble pivote, y por tanto con un centro del campo idéntico a la versión más ofensiva del del Barça, muy poco habituado a defender en estático y posicionalmente mal diseñado para las ayudas a los laterales, ha creado problemas graves a los españoles, que ayer ante Italia (como el domingo pasado ante Nigeria) se han sostenido gracias a su calidad en las áreas, en especial en la propia: España ya no supera al rival por estilo ni por superioridad en el juego del centro del campo, sino porque sus centrales, su portero y sus delanteros son mejores que los del rival.

El asunto es un tanto preocupante ya de cara al partido del Maracaná (donde el clima será más benigno pero el cansancio de la prórroga y el día de menos de descanso suplirá sus efectos), pero más aún con vistas al Mundial del próximo año, que se jugará en parecidos  lugares y fechas.

Primer cuarto de hora
Prandelli hizo caso a Bergomi en su consejo de prescindir por un día de su estilo actual (muy español) y volver un tanto a sus tradiciones: permitió posesiones largas al rival y, como en el 1-1 de hace un año, situó un 5-4-1 que mutaba a 3-4-3 cuando se adelantaban los hombres de banda. Para ello renunció a un mediapunta (Montolivo) y metió un tercer central, basándose en el bloque defensivo de la Juve. Era un esquema elástico y bien arropado, con diez hombres casi siempre tras el balón y líneas próximas; sus talones de Aquiles estaban arriba, en el siempre sobrevalorado Gilardino, y abajo, en un Buffon bajo de forma. Aunque los emparejamientos defensivos no estaba muy claros, al dejar a sólo un hombre en cada carril Italia molestó mucho, por acumulación, la habitual circulación por dentro de España. Durante los primeros minutos además su presión fue intensa, los robos sucedieron a veces cerca de Busquets, y lanzaron contras rápidas, en las que sus carrileros (que, recíprocamente, tampoco tenían un defensor español claramente asignado) hicieron daño.

España, entretanto, jugaba casi al trantrán para reservar fuerzas, aunque su excesiva frialdad pudo costarle cara. La firmeza de Ramos, Piqué y Casillas sostuvo al equipo en esos minutos, pero aun así Italia pudo fácilmente marcar un par de goles.

Minutos 15 al 90
Del Bosque permuta a Silva y Pedro, antes, cosa rara, a banda natural. Italia pierde fuelle pronto y España toma progresivamente el mando de la posesión (con la excepción de un breve tramo central de la segunda mitad), en un partido jugado siempre a ritmo bajo por las terribles condiciones atmosféricas. España hostiga siempre a Pirlo y los carrileros italianos no tienen ya fuerza para recorrer la banda: España llega poco e Italia, nunca. Del Bosque castiga un agujero del sistema italiano y abre el campo con Navas para que encare a Chiellini. Luego Mata hará, como antes Silva, de falso extremo tras sustituir a Pedro. Italia había cambiado por lesión a Barzagli: valiente, Prandelli retrasó a De Rossi y metió a Montolivo junto a Pirlo, sin tocar nunca su esquema.

Prórroga
El entrenador español se halla ante una disyuntiva: relevar a un (lógicamente) cansado Torres o meter a Javi Martínez, cuya capacidad de cubrir campo era muy necesaria a esas alturas. Resuelve la duda: hace las dos cosas, en una decisión extravagante pero en cierto modo lógica. Martínez queda en teoría como delantero centro, aunque en la práctica se retrasa muchas veces en defensa para tapar espacios de algún compañero descolgado. España es ya claramente mejor, aunque se lleva algún susto, e Italia alcanza, casi ahogada, su orilla de los penaltis, para morir en ella.

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