lunes, 23 de junio de 2014

Australia 0 - España 3 (tercer partido de la fase de grupos del Mundial de Brasil 2014)

AUSTRALIA (0): Ryan; McGowan, Wilkinson, Spiranovic, Davidson; Jedinaki, McKay; Leckie, Bozanic (Bresciano, m.72), Oar (Holland, m.61); y Taggart (Halloran, m.46). ESPAÑA (3): Reina; Juanfran, Albiol, Ramos, Jordi Alba; Koke, Alonso (Silva, min. 83),  Iniesta; Cazorla (Cesc, 68), Torres y Villa (Mata, 56).
Goles: 0-1, m.36: Villa. 0-2, m.69: Fernando Torres. 0-3, m.82: Mata.
Arbitro: Nawaf Shukralla (BAH). Amonestó a Jedinak por Australia, y a Sergio Ramos por España.

Buena temperatura y terreno de juego en mal estado en el estadio Arena de Baixada de Curitiba, lleno, con 39.631 personas en las gradas. Público mayoritariamente vestido con la camiseta amarilla de Brasil, idéntica a la de los australianos, y de gran animadversión hacia los españoles.

Pocas conclusiones pueden sacarse de un partido de guante blanco entre dos equipos igualmente desmotivados por eliminados, pero lo cierto es que en el primer partido que España jugó en el clima donde preparó sus partidos de este Mundial, su rendimiento físico fue parejo al de su rival e impuso claramente su superioridad técnica ante un equipo que había dados serios problemas pocos días antes a Holanda. Ramos y Alba parecían otra vez rápidos, Torres era potente, Iniesta veía las asistencias, Silva desbordaba...

Primer cuarto de hora
Del Bosque sacó una mezcla de veteranos en despedida y meritorios. Sobre el papel, Alonso era mediocentro, Iniesta y Koke los interiores izquierdo y derecho respectivamente, Villa y Cazorla los extremos en cada banda y Torres el delantero centro.

Los australianos situaban un 4-2-3-1 con el rígido McGowan en el lateral derecho, en el que Jedinak era mediocentro derecho y quien venía a pedirla entre los centrales, McKay se descolgaba en ataque desde el mediocentro izquierdo, y Bozanic quedaba en la mediapunta. Australia presiona de salida arriba y trata de atacar por su banda buena, la izquierda.



Con balón en posesión australiana, min. 1 al 15

España sale con poco ritmo y además mal situada; Iniesta y Koke empiezan muy atrás, de modo que Torres es quien estorba a Jedinak y el equipo nunca presiona arriba. El 4-3-3 de un solo pivote demuestra una vez más ser un mal sistema para defender el ataque estático.

Minutos 15 al 45
Los españoles ajustan por fin sus posiciones: Iniesta se libera posicionalmente en ataque y defiende ya como mediapunta a Jedinak –incluso a veces va a por el central derecho aussie–, Koke queda en defensa prácticamente como segundo pivote y toma a McKay, y Alonso se empareja con el mediapunta. España, a efectos prácticos en 4-2-3-1, aprieta arriba y van cayendo las ocasiones y el gol. El partido es siempre, en todo caso, de ritmo bajo.

Con balón en posesión australiana, min. 15 en adelante

Segunda parte
Australia aprieta de nuevo durante los primeros quince o veinte minutos, sin mayores apuros para España. Ambos seleccionadores refrescan sus hombres de arriba y las ocasiones y los goles van cayendo del lado español.


jueves, 19 de junio de 2014

España 0 - Chile 2 (segundo partido de la fase de grupos del Mundial de Brasil 2014)

ESPAÑA (0): Casillas; Azpilicueta, Javi Martínez, Sergio Ramos, Jordi Alba; Busquets, Xabi Alonso (Koke, m. 46); Pedro (Cazorla, m. 76), Silva, Iniesta; y Diego Costa (Fernando Torres, m. 69).
CHILE (2): Claudio Bravo; Silva, Medel, Jara;
Isla, Aránguiz (Felipe Gutiérrez, m. 69), Díaz, Mena; Vidal (Carmona, m. 87); Alexis y Vargas (Valdivia, m. 86).
Goles: 0-1, m. 20: Vargas. 0-2, m. 43: Charles Aranguiz.
Árbitro: Mark W. Geiger (Estados Unidos). Amonestó a los chilenos Vidal y Medel y al español Xabi Alonso.

Incidencias: Partido disputado en el estadio Maracaná ante 74.374 espectadores, 30.000 de ellos chilenos. Lleno. Tras este resultado España quedará eliminada

Los hechos biológicos
Es verdad incontrovertible que desde la cima, más tarde o más pronto, hay necesariamente que caer –aunque ni siquiera hayas aparecido en la portada del Sports Illustrated–, de modo que la decadencia del mejor equipo de la historia de las selecciones era inexorablemente una cuestión de tiempo. Menos previsible era una caída tan abrupta, y vamos a hacer nuestro intento de explicarla, ya que no la vimos venir hace un año.

1) La razón más obvia es la decadencia física o incluso desaparición como tales de algunos jugadores de primera importancia. Entre ellos nos interesa destacar a Villa, el mejor delantero de la historia del fútbol español pero poco valorado por la prensa nacional por no haber hecho carrera (ni siquiera haberse dignado a nacer) en su sede; no ha tenido ni siquiera cinco minutos en este Mundial, hecho que ha pasado curiosamente desapercibido. Si unimos esta ausencia de facto a la de Puyol y a la evidente decadencia de dos hombres de primerísimo nivel y posiciones decisivas, Casillas y Xavi, tendremos ya fácil comprensión de buena parte de los problemas del equipo.

2) A ello se ha sumado la bajada de nivel colectiva de los jugadores del Barcelona, adivinada por Guardiola cuando se marchó en vista de que no sería posible mantener la exigencia de sus años, lenta pero inexorablemente materializada durante los mandatos de Vilanova y Martino, y manifestada en el estado de forma de Piqué, Alba, Pedro o incluso Busquets. La selección, al cabo, vivía de los mecanismos del mejor Barça de la historia, y ese equipo ya no existe.

3) Se ha atribuido el desastre a un mal estado físico general del equipo, pero sin dar razones diferenciales respecto a otras selecciones cuyos jugadores (pensemos en Robben entre cien ejemplos) han tenido una temporada tan exigente como cualquiera, y pese a que los entrenos en Curitiba se daban hace pocos días por muy buenos. Sí se avisó aquí y acá, sin embargo, de una ventaja física aburdamente concedida por España a sus rivales: se entrenó en un clima invernal y se pasó sin tiempo para la aclimatación (apenas un día y una noche cada vez) a jugar en entornos calurosos y húmedos (Bahía y Río), que aplatanan el cuerpo y lo dejan sin recursos ante situaciones de máxima exigencia física. Holanda, Chile y Australia, mientras tanto, se concentraban respectivamente en Río, Belo Horizonte y Vitória, sitios tal vez menos cómodos pero con un clima más parecido al de los primeros partidos por afrontar. Que la federación española ya conociera de primera mano estos condicionantes señala gravemente a los responsables de tal disparate.

4) Con tales premisas (especialmente decisiva la baja de Xavi en este aspecto) se desvanecía la superioridad técnica que requiere el juego de posición al estilo del Barcelona, emulado por la selección en los últimos ocho años. Para practicarlo comm'il faut son necesarias posesiones largas y en zonas calientes que desgasten y descoloquen al rival, y al tiempo agrupen al equipo en torno al balón para la presión inmediata a la pérdida, clave del sistema. Tanto Chile como Holanda, a base de presión alta y fuerte, consiguieron acercar sus niveles de posesión a los de España, que perdió así su ventaja táctica y se vio expuesta a contras para las que ya no contaba con el rapidísimo Puyol como apagafuegos.

Una dinámica anímica negativa, la falta de tensión competitiva (véase el arranque del España-Chile), la escasa atención a los detalles (¿se sacó ayer algún provecho a la manifiesta superioridad aérea ante Chile?) y el infortunio en momentos puntuales (como la falta a Casillas no señalada en el 1-3 holandés, su error infantil ante Van Persie o errores a puerta vacía como el de Torres ante Holanda y Busquets ayer) han rematado a un equipo que en todo caso estaba lejos de su nivel pasado.

Primera media hora
Analicemos con todo aspectos posicionales del partido de ayer. Heredera de la selección de Bielsa, la de ayer de Chile practicó su –esperada y valiente– presión intensísima y alta, e imitó a Holanda y a tantos otros en su disposición en el campo: tres centrales (alguno no precisamente muy alto ni muy central, como Medel), doble pivote, carrileros adelantados, un volante móvil (Vidal) y dos delanteros, Alexis y Vargas, caídos respectivamente a derecha e izquierda. Enfrente Del Bosque prescindió de Xavi (pese a su buen reparto de asistencias en el primer partido) y colocó un convencional (y raro de ver en este equipo) 4-2-3-1 con Pedro de verdadero extremo derecho, Iniesta de falso izquierdo para dejar pasillo a Alba, Silva de mediapunta liberado, y Costa como ancla.

Los mediocentros españoles se escalonaron esta vez mal, si lo hicieron, pues Busquets apenas retrasó su posición para la salida de balón; uno de los puntas chilenos se emparejó las más de las veces con él y un timorato Javi Martínez no supo aprovechar su relativa libertad para dar salida fluida a la jugada, lo que unido a la fuerte presión de la línea de cuatro del centro del campo de Chile (carrileros y mediocentros) ahogó la salida de pelota española y equilibró un tanto la posesión, además de permitir a los sudamericanos soltar contras, como la del 0-1. El ritmo del partido era muy alto. España apenas la tenía en campo rival y ni siquiera sacaba provecho de los pelotazos hacia Costa, inteligentemente emparejado con Medel (que, de los tres, era el central del centro, digamos) pero incapaz de sacar ventaja de la de sus centímetros.


Segunda media hora
La insostenible presión chilena baja un grado y España toca la pelota con alguna fluidez e incluso llega con cierto peligro. Al descanso y tras el 0-2 Koke suple como mediocentro izquierdo a un superado y tarjeteado Alonso. España carga el juego por esa banda y por fin (diez primeros minutos de la segunda parte) encierra a Chile, que amontona gente cerca del área. España ronda el gol pero este no cae.

Media hora final
Fundida físicamente, la selección baja los brazos y el partido acaba penosamente a ritmo de pretemporada.

Jugador por jugador
Casillas: Parece haber envejecido prematuramente en lo deportivo: como los porteros viejos, hace tiempo que para más por intuición que por agilidad. A ello se le une una excesiva relajación, rayana en la desconcentración, que viene de al menos hace un par de años. Falla técnicamente en los dos goles: en el primero echa por delante los pies cuando lo natural era poner ahi las manos (y mucho se entrena para no caer siempre al mismo lado en las salidas); y en el segundo se pasa de frenada con el cuerpo y por ello se ve obligado a despejar hacia el área.
Azpilicueta: Aseado en defensa pero inoperante en ataque, donde apenas mejoró –quién lo iba a decir– a Arbeloa.
Javi Martínez: Pese a no ser central natural ni muy rápido pasó pocos apuros defensivos. Demasiado reservón en la salida de la jugada.
Ramos: Algo descentrado, pero sin duda el más comprometido. Nunca se entregó.
Alba: Los sistemas rivales le pusieron una marca clara, y así nunca sorprendió: en lugar de llegar desde atrás, simplemente estaba.
Busquets: La tocó tan bien como casi siempre, pero lo pasa mal cuando su equipo no domina el partido y se ve obligado a defender en estático. Acabó desquiciado.
Alonso: Mal partido de nuevo, superado por el ritmo y la presión chilena.
Pedro: La superioridad física de Chile le impidió encarar en igualdad: siempre llegaba una ayuda.
Silva: Fracasó de nuevo, como suele en los partidos grandes. Ni encontró el pase final, ni supo ser Xavi para cambiar el juego cuando se requería.
Iniesta: Lo único potable en ataque. Buscó las zonas entre líneas y puso a algún compañero de gol.
Costa: Uno de los errores del banquillo fue meterlo directamente en el equipo del Mundial sin preparación para que sus compañeros se habituaran a sus movimientos, y años hubo para ello. No se supo imponer a los centrales de espaldas a puerta ni por arriba, lo que hubiera desahogado al centro del campo.

Koke: Metió más ritmo que Alonso, que ya era algo.
Torres: Apenas un par de intentos de hacer su jugada. Enredado.
Cazorla: Al parecer jugó.


sábado, 14 de junio de 2014

España 1 - Holanda 5 (primer partido de la fase de grupos del Mundial de Brasil 2014)

ESPAÑA (1): Casillas; Azpilicueta, Piqué, Sergio Ramos, Jordi Alba; Busquets, Xabi Alonso (Pedro, 62'); Silva (Cesc, 78'), Xavi, Iniesta; y Diego Costa (Torres, 62').
HOLANDA: Cillessen; De Vrij (Veltman, 77'), Vlaar, Martins Indi;
Janmaat, De Jong, De Guzmán (Wijnaldum, 62'), Blind; Snejijder; Van Persie (Lens, 79') y Robben.
Goles: 1-0 Xabi Alonso, de penalti (27'). 1-1 Van Persie (44'). 1-2 Robben (53'). 1-3 De Vrij (64'). Van Persie (72'). Robben (80').
Árbitro Nicola Rizzoli, italiano. Mostró tarjetas amarillas a Casillas, De Vrij, De Guzman y Van Persie.
Incidencias: 13 de junio de 2014, estadio Arena Fonte Nova, en Salvador de Bahía. Hora local: 16:00. Calor y humedad.

Del mismo modo que los rusos cuentan a su favor con el General Invierno en las guerras libradas en su territorio, los equipos de fútbol andaluces cuentan con el General Primavera en sus partidos de casa al final de la Liga: allá por mayo, cuando la diferencia de temperatura entre el norte y el sur de España es de hasta quince grados, los visitantes sufren el clásico bajón físico por falta de adaptación del cuerpo al calor. A ese bajón, que deja al futbolista inerme a partir de la hora de juego para un esfuerzo competitivo exigente, es ya inmune el local –o al menos mucho menos sensible– porque el cuerpo se adapta en un par de días.

No parecieron tener en cuenta este aspecto los que planificaron el stage de la selección española en Brasil, pese a haber disfrutado hace justo un año de un ensayo general de este campeonato y a lo facilísimo que es hoy acceder a las previsiones de clima. Curitiba es un lugar (hoy en el equivalente al diciembre español) mucho más frío que la tropical Salvador de Bahía. Los españoles viajaron a Bahía sólo unas cuarenta horas antes del partido, y de poco les sirvieron los, al parecer, excelentes entrenamientos disfrutados a temperatura ideal.

Fue este, a nuestro entender, uno de los factores decisivos en el hundimiento español en el partido de ayer, particularmente en la segunda parte, sin que haya por ello que obviar la decadencia de ciertos jugadores y, en general en los dos últimos años, del equipo en el que la selección ha basado su modelo de juego, el Barcelona.

Primera media hora
Tuvo también mucho interés el planteamiento táctico de unos y otros. Del Bosque, pese a lo mucho amagado últimamente, volvió (nos parece que con buen criterio) a su doble pivote clásico con Alonso y Busquets –demasiado buenos ambos para dejar a alguno en el banco–. España despreció los peligros del calor y la humedad y se lanzó desde el inicio al juego de posición (y posesión): presión alta y rápida tras pérdida, y toque paciente con balón. Es evidente que el equipo, con más años y alguna ausencia importante (Puyol), ha perdido un punto de intensidad en esa presión y de velocidad en la circulación, pero aun así le alcanzó para dominar claramente el juego en la primera media hora.

Es ya también un clásico que los rivales le jueguen a España con cinco defensas. Pero Van Gaal demostró conocerla bien y, si bien puso la línea de tres centrales prevista, ni mucho menos fue ultradefensivo. Su idea, conocedor de que en España sólo atacan por banda los laterales, fue que sus carrileros se emparejaran directamente con ellos, y no con los extremos hispanos, y ganar gente por dentro para dificultar la circulación. Con posesión casi siempre española y Busquets entre los centrales, Xavi venía al mediocentro a recibir y Alonso se echaba al interior izquierdo, de modo que España quedaba en un 3-4-3 ofensivo ante el que los holandeses no se arredraron: adelantaron la defensa, juntaron mucho líneas (sus delanteros no presionaron nunca muy arriba) y se emparejaron hombre a hombre, sin dejar el habitual defensa de más atrás.

El riesgo para los oranje, pese a que su presión fue fuerte, era dejar a su defensa muy expuesta a esos unos contra uno, y con espacios, y España lo aprovechó para buscar a Costa. Llegó así el 1-0, cuando mandaba en el partido y apenas se podía anotar el defecto de cierto atasco por exceso de población en la banda izquierda, debido a las caídas de Costa allí y de Silva al centro, cuando la autopista ofensiva resultante en favor de Azpilicueta habría sido más peligrosa en el lado de Alba.

 
Con balón en posesión de España

Hora final
Pero Holanda no es un equipo menor que regale gratuitamente la posesión, ni esta España es el Barça de Guardiola. Al final del primer tiempo las posesiones holandesas se alargaron. La idea defensiva de una España que empezaba a asfixiarse, una presión rápida y organizada en torno al balón, se diluyó ante las contras holandesas tras pérdida, y ante ataques largos holandeses frente a los que los españoles no tenían bien fijadas las marcas: los extremos no siempre replegaban a tiempo para cerrar a los carrileros rivales, y, enfrentados éstos a los laterales, Robben y Van Persie quedaban en un peligroso dos contra dos ante Ramos y un lento Piqué. Esta era la contrapartida que Van Gaal buscó con su valiente planteamiento: castigar el adelantamiento de los centrales españoles con gente muy rápida y en igualdad numérica.

Llegaron así los dos primeros goles de los ayer azules, y España ya no tuvo físico para reaccionar. Partida por la mitad, la salida de Alonso empeoró las cosas al dejar un latifundio para un veterano Xavi, y un par de accidentes, a los que no fue ajena la excesiva relajación de Casillas (que, por cierto, viene de lejos) remataron el desastre.